Difícil.

- Muchas gracias por todo... No sé que haría sin ti.

- No seas tonta, para algo están los amigos.

Ella está pasando por una época difícil. Necesita un amigo. Un amigo con el que poder llorar, con el que poder reír, en el que poder confiar, que la dsitraiga.

- Zaira, ¿te apetece un colacao? Tengo esas galletitas que tanto te gustan.

Él la hace sonreír. Siempre pensando en comida...

- ¿Esas que llevan chocolate? Me apetecen mucho. - Le dice con una sonrisita.

Mientras él calienta la leche ella prepara los cereales, las galletas y el bote de colacao con dos cucharas. Cinco minutos después, ahí están los dos charlando con su taza  entre las manos.

- Mis padres llegaran a las 8. Mi madre ya sabe que estás aquí... Si tu padre no te puede venir a buscar pronto, no pasa nada... Tu madre lo necesita allí con ella en el hospital.

- Que mi madre esté en el hospital, no significa que tenga que estar aquí hasta las tantas. No quiero ser una pesada.

- Cállate y come. Cuando acabemos de merendar, hacemos deberes y cuando acabemos salimos un rato para despejarnos un poco. ¿Que te parece?

- Genial.

Una hora después ella acaba con sus deberes de latín. Al levantar la mirada, se encuentra con su amigo mirándola.

- ¿Hace siglos que has acabado y no me has avisado, no?

- Hace 5 minutos, y no quería molestarte... para una vez que haces los deberes...

-¿Perdoooooona? Yo soy la niña más aplicada del mundo.

- Claro... tan aplicada como yo.

Los dos se miran en silencio, hasta que estallan a carcajadas.

- Bueno, ¿vamos a dar una vuelta?

- Vamos.

Entre charlas, risas y bromas... Llegan hasta la playa. Esta casi vacía, porque es un día nublado y ya se empieza a notar el frió otoño. Y es que a finales de octubre, es normal.

- Vamos tirando ya para mi casa que mis padres estarán al llegar.

- ¿Tu hermana llega con ellos, no?

-Sí, pero no sabe que estarás en casa... no le he dicho nada por si al final ibas al hospital con tu padre... ¿Te apetece Monster?

- No voy a poder con uno entero, tengo el estomago cerrado...

- A medias. Y vamos tirando para casa.

Como siempre, ella y su suerte. Cuando apenas quedaban 3 o 4 calles más, se pone a llover. Se apresuran, pero al llegar a la casa, los dos están empapados.

- Os habéis puesto como una sopa! Como no me habéis llamado para iros a buscar!

- Mama, estábamos a dos calles de aquí, no valía la pena.

- Subid arriba, y cambiaros de ropa... Prestale algo tuyo a Zaira, que no se acatarre.

- No hace falta, enserio. Muchas gracias por dejarme estar aquí. Siento ser pesada...

- Sí hace falta y no des las gracias, sé que tu también harías lo mismo por nosotros.

Subimos las escaleras y vamos a su habitación. Me mira, y no sabe que ropa prestarme...

- Ten esta.

Me ha dado la camisa que le compramos en Italia. Entonces, me acuerdo de ellas. ¿Como les debe ir por Londres? Es tener mala suerte que justo en estos dias  esten las dos de viaje. También me ha dado unos pantalones cortos.

- Te deprimirás mucho al ver que me queda mejor a mi que a ti.

Entonces, entra un terremoto por la puerta.

- Zairaaaaaaaaaaaa! Mi hermano no me habia dicho que vendrias!- Me dice mientras me da un enorme abrazo. Cuando se da cuenta de que estoy empapada se aparta. 

- Preciosa... Ni si quiera yo sabia que iba a venir.

- Venga, vete a tu habitación y la dejamos que se cambie.

Un ratito después, estamos todos juntos en la habitación cuando mi mobil suena. 

- ¿Papá, como está mamá?... ¿Complicaciones?... En casa de Alex... No lo se...

Entonces Alex me susurra: Mi madre me ha dicho, que si es necesario que te quedes a dormir, ponemos el colchon de mi hermana en mi habitación y dormimos aquí los tres.

¿Papá, puedo quedarme a dormir aquí? No quiero pasar la noche sola en casa... ..Vale, cuando sepais algo, llamadme... Dile que la quiero... Besos.

- Voy a avisar a mi madre de que al final te quedas. Ahora vuelbo.

- Alex, muchas gracias por todo. No te imaginas lo importante que es todo esto para mí.

- Sht. - Me dice mientras me sonrie.