SONGS

Acaba un mal día. Te vas a dormir pensando en que cuando despiertes, será otro día mejor. Un día que te depara sonrisas y bien estar. Un día que te haga sentirte estúpida al recordar lo que escribiste ayer... Pero no es así. El día siguiente, es aún peor. Lo único que siempre se te ha dado bien, ahora también se te da mal. Nunca pensé que un numero 4, me afectara tanto. No soy capaz de mirar a la cara a mis padres, que están pagando para verme feliz. Están pagando para que yo aprenda una pasión. Y ahora ya, ni eso. Ahora ya ni la música es un refugio para mi....

No sé que hacer. Me siento inútil. Me siento perdida. Me siento estúpida. Me siento mal. Todos mis amigos intentan animarme, a su manera. Pero no... no me siento feliz. No me siento libre. No me siento con ganas de enfrentarme al mundo.


Me siento... como una mierda.

¿Como me siento?

Todo puedo resumirlo a una palabra. HARTA. Poder resumir tus estados de animo a una puta palabra, es triste. MUY triste. En el instituto, tengo que ver las mil parejas de enamorados. Tengo que escuchar "Yo te quiero más" 100000000000000000 de veces al día  Tengo que verle la cara a la única persona que he amado en toda mi vida, y verle la cara a la persona que más daño me ha echo. Tengo que verle la cara a la única persona que he besado en toda mi vida, a la cual nunca he querido. Tengo que compartir el mismo aire, con la gente que peor me ha tratado desde siempre. Tengo que soportar las memeces de algunos profesores. Tengo que escuchar a mis amigas hablar de todos sus amores, de todos sus te quieros, de todos esos amores correspondidos.
Cuando estoy allí, deseo llegar a casa. Cuando estoy allí tengo la sensación de que en casa me sentiré bien. Pero cuando llego a casa, tengo que escuchar a mi madre. Tengo que soportar que con 16 años que tengo, me diga lo que tengo que hacer. Tengo que soportar el ruido de la puta televisión, como en ese programa basura se gritan los unos a los otros, solo porque a mi madre se le antoja verlo. Tengo que soportar los gritos, las peleas por cualquier estupidez. ¿La edad del pavo? Creo que no corresponde a los adolescentes. Creo que es cosa de los padres. 
Yo, solo me siento feliz a fuera. Donde nadie me habla, donde nadie me satura, donde nadie se queja, donde nadie me hace sentir mal, donde no me duele la cabeza, donde puedo ser yo, donde me calmo, donde sonrío, donde me siento libre. 

Poco tiempo.

Es irónico. Es posible que quede aproximadamente un mes de vida, y no he vivido ninguna experiencia emocionante. ¿Y si lo Mayas, tienen razón? Pues habré perdido mucho tiempo. Necesito romper los esquemas. Sentirme completa, con una vida menos aburrida, con una vida con más sentido. Me niego a ser una más del montón que solo vive construyendo su futuro. ¿De que me sirve, si no disfruto el presente? Nunca se sabe que puede pasar al día siguiente. Llevo un mes encerrada en casa, estudiando, haciendo trabajos, agobiadisima. No puedo más. Hoy, es el ultimo día en el que perderé el tiempo (Tengo que acabar un trabajo de literatura para mañana.)

Huir.




Todos me notan ausente. Me preguntan que qué me pasa. Dicen que estoy en un mundo paralelo. Que estoy muy rara, más distante. Que me  enfado por nada. Pues me pasa que me he dado cuenta del tiempo que he perdido. Me pasa que estoy harta de no salir en todo el fin de semana, porque tengo que estudiar. Me pasa que odio no poder dormir las horas suficientes, las que necesito. Me pasa que aún odio más no poder dedicarme a tocar el piano durante toda una tarde, o coger mi cámara e ir al campo, que es mi segunda casa. Me pasa que necesito sentirme libre, como yo soy. Necesito desaparecer. 


Sin titulo.

¡Hola! Queridos lectores, sé que hace bastante (demasiado) que no publico una entrada... Me  gustaría poder decir que ha sido porque he estado de viaje,  por cualquier lugar del mundo, pero no. Lo que pasa es que he empezado el maldito bachillerato. Lo que pasa es que prácticamente no tengo tiempo, y es que además de todo eso, no es que tenga mucha inspiración. Tengo un montón de entradas en borradores, y no se como acabarlas. Espero que todo esto sea una mala racha, y que mis ganas y ingenio a la hora de escribir, vuelvan. Muchos besos. 

Atentamente, una blogger bastante frustrada. 

Tus labios cerca de los míos.

El Coliseo Romano, la Fontana di Trevi, El Panteón, el Arco de Cosntantino, la Plaza España, la Plaza Navona, El Jardín del Lago y el Templo de Esculapio... Creo que he recorrido todas las calles de Roma, en un solo día! Hemos llegado a medianoche a casa de Lucca, los dos reventados. Hemos comido pizza, y hemos cenado más pizza. Esto está siendo increíble... Por no hablar de todas las fotos que he hecho...


Abre la puerta de su apartamento, y los dos entramos. 

- Voy a ponerme el pijama.- Digo mientras me quito los zapatos. (Tengo los pies destrozados.)
- Aquí te espero.- Dice él con una sonrisa pícara.
Al volver con mi pijama de hello kity, en su cara se dibuja un sonrisita burlona.
- Solo te falta el peluche...
- Cállate, a saber como es el tuyo.
- Es perfecto, te encantará. Remarca todas mis virtudes.
Sin poder evitarlo, me sonrojo al momento de imaginármelo con su pijama. Entonces, él, se acerca a mi sin dejar de mirarme. Parece que el tiempo se detiene, que solo existimos él y yo en este mundo. Y es que en todo el día, ha habido algún que otro roce tonto...
- Primer día en tierras Italianas, y ya hay uno deseando besarte.
- Pues sea quien sea, que lo haga.
Entonces, se acerca lentamente y me susurra: 
- No sabia que te iban tan... maduritos.- dice con una sonrisita burlona señalándome la ventana.
Entonces yo sin entender nada, miro hacia donde me señala. Veo el bloque de pisos de enfrente. Escondido tras unas cortinas de color verde suave, hay un señor de unos 75 años, mirándome fijamente.
- Es que vas provocando... ¡Creo que le encanta tu pijama!
Esta me la va a pagar. Poco a poco, me acerco a él. Cuando solo nos separan unos centimetros, deslizo mi mano por su torso. Me pongo de puntitas, y mis labios están apunto de rozar los suyos. Lo miro a los ojos, que me miran con deseo. Me acerco a su oreja izquierda y le susurro:
Lástima de que me vayan más los maduritos, eh.