Ella:
Abro los ojos. Estoy en la cama, me acabo de despertar. Me desperezo y me levanto. Pongo la música y abro la ventana. Está sonando Perfect two. Sin querer sonrío al recordar la personita tan especial que me enseñó esa preciosa canción. Porque ése día, yo estaba destrozada. No tenia ganas de nada. Pero ella, con su inocencia y sus ganas de contagiar felicidad, me hizo sonreír.
Por la ventana, entra una dulce brisa que acaricia mis mejillas. Respiro hondo y me olvido de el mundo. Quiero descargar mi rabia, así que me pongo unos shorts azules y una camisa de manga corta blanca. Después me pongo mis bambas y salgo a correr.
Él:
Llevo ya una hora despierto sin parar de dar vueltas en la cama. No puedo dormir más, así que me levanto. Me asomo a la ventana, y veo que hace un día soleado. Me pongo mis pantalones de chandal y una camiseta de manga corta. Bajo a la cocina y me bebo un zumo de naranja. Le doy un beso en la mejilla a mi madre, y salgo por la puerta.
Ella:
He llegado hasta la playa sin parar de correr. Tengo las mejillas sonrosadas y me cuesta respirar. Voy caminando hasta la orilla, donde me siento para pensar.
Él:
Al llegar a la playa, camino hasta la orilla. Me quedo mirando el horizonte, pensando en mis cosas. Cuando quiero darme cuenta, el agua ya ha alcanzado mis pies, empapando mis zapatillas de deporte. Ya estoy mojado, ¿que mas da si sigo corriendo por la orilla?
Ella:
Corriendo por la orilla y empapándose los zapatos, se acercaba un chico. Era moreno, con el pelo ni muy largo, ni muy corto. Pienso que al pasar por delante mío, aligerará el paso para así no salpicarme de agua salada, pero me equivoco.
- ¡EEEEEEEEEEEEH! ¡Mira como me has dejado!
El chico frena en seco y se gira. Me mira con unos ojos marrones oscuros que nunca había visto antes en nadie.
- Perdón princesita, iba pensando en mis cosas y no te ví. Sólo es agua... no te morirás.- Dice guiñándome un ojo.
Yo, enfadadísima me levanto y me acerco a él.
- No me llames princesita.- le digo mirándole fijamente a los ojos.
- PRINCESITA.- dice con una media sonrisa.
Me pongo furiosa y lo empujo. Él no se lo espera y da un traspié cayendo de culos al suelo. Llega una ola que lo empapa de arriba a bajo.
- Princesita, hoy te has levantado con el pié izquierdo ehh... Te perdono si me ayudas a levantarme.-
- Te ayudaré a levantarte si dejas de llamarme así.- Digo todavía enfadada.
- De acuerdo.-
Le doy mi mano y se incorpora. Se acerca a mí oreja y me susurra:
- Princesita.-
Cuando ve que mi intención es volver a empujarle, me coje en brazos y corre hasta el agua. Ésta ya le llega por las rodillas, pero sigue sin parar.
- ¿que haces? ¡Estas loco! ¡suéltame ahora mismo, imbécil!
- ¿Como dices, princesita? No me llames imbécil.
- ¡IMBÉCIL! ¡ Suéltame!- grito.
El agua está helada, pero en ese momento yo no noto nada. Sólo quiero matar a ese imbécil.
Cuando salgo del agua, él está en la orilla con una sonrisa burlona. Me miro la camiseta y lo entiendo todo. Mi camiseta blanca se transparenta, dejando ver todos esos pingüinitos de mi sujetador.
Ohh dios... Cuando lo pille, ¡lo voy a matar!
Salgo del agua y el está en la orilla esperándome. Voy hasta él y lo empujo hasta que cae en la arena. Lo revuelco en la arena seca que se le pega en la piel y la ropa húmedas. Sin poder evitarlo me echo a reír. Él se levanta y me vuelve a coger otra vez en brazos. Se mete corriendo en el agua y nos hundimos juntos. Salimos del agua y andamos por la orilla. Él me da su camisa, que está empapada pero como mínimo tapa mi ropa interior.
- Qué princesita... ¿Como te llamas?
- No me llames así o vuelvo a rebozarte en arena- Digo con tono enfadado.- Me llamo Abril. ¿y tú?
- Diego.- Me sonríe. Una sonrisa de príncipe de cuento de hadas.
- Qué princesita... ¿Como te llamas?
- No me llames así o vuelvo a rebozarte en arena- Digo con tono enfadado.- Me llamo Abril. ¿y tú?
- Diego.- Me sonríe. Una sonrisa de príncipe de cuento de hadas.
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